Thursday, June 25, 2009

Él rescate de El Cachón de la Rubia

El rescate de Cachón de la Rubia

¿Quién que tenga más de 50 años y haya vivido en la capital dominicana de entonces no recuerda El Cachón de la Rubia, aquel balneario que parecía misterioso y remoto, situado cerca de donde están hoy los populosos barrios de Alma Rosa, Los Minas, La Barquita de Santa Cruz y Cancino, en la zona Este?
Había que dedicar mucho tiempo y esfuerzo para llegar a aquel sitio paradisíaco, a fin de darse un chapuzón junto a las “pandillas” de jóvenes sin malicia, cuando todavía la droga ni se mencionaba. Eran los tiempos en que la muchachada canjeaba “cangrejitos por botones”, lo que impulsaba a muchos a dejar sin botones o “chavas” los desvencijados trajes de los viejos, que reaccionaban airados con una buena zurra por aquellas travesuras. Si llovía, entonces había que cantar “san Isidro Labrador, quita el agua y pon el sol”, mientras otros, por llevar la contraria, decían “Que llueva, que llueva, la virgen de la cueva”.
¡Ah, qué tiempos aquellos, cuando estaban de moda el Coliseo Brugal y la lucha libre, las guaguas de dos pisos, los restaurantes Carimar y El Vizcaya, los locutores Pedro Pérez Vargas, Efraím Báez Aguiar, Ramón Rivera Batista, Alfi Figueroa, Pedro Muñoz Batista, Lincoln Guerrero y Freddy Nanita, en La Voz Dominicana! Y después de los baños en el balneario, a usar Sudorina, “que el mal olor elimina”. Y cruzar a la Zona Colonial, para provocar a personajes populares como El Capitán (en la Benito González), Pichón de Burro “hediondo a gas”, El Maco Pempén, Pelao, Chochueca, Barajita, y paro de contar.
La Zurza, por los lados del llamado Mercado Nuevo, al norte de la ciudad, era otro balneario que competía con El Cachón de la Rubia y Los Tres Brazos, donde abundaban los cangrejitos y en cualquier descuido podían esconderle a uno los pantalones, para mortificarlo. Para llegar a La Zurza había que atravesar una extensa sabana donde abundaban las amapolas, árboles de diversos tipos y además los cocoteros, en toda esa zona que ahora comprende Villas Agrícolas. La calle 20 o Marcos Ruiz era el límite norte de la capital, de modo que a partir de ahí era un trillo que al llover se convertía en lodazal posteriormente fue convertido en lo que es hoy la calle Moca.
Los más osados se atrevían a cruzar a nado el río Ozama para marotear cocos en una finca del general Fausto Caamaño, con el riesgo de que les dispararan “balas de sal”, como decían entonces a las de salva.
Como suele suceder en nuestro medio, El Cachón de la Rubia—que desemboca en el río Ozama--se fue arrabalizando, tornándose en un lugar peligroso, hasta terminar convertido en un enorme vertedero de basuras que contaminó todo el entorno del principal parque urbano municipal, recreativo, ecológico, científico, acuático y pulmón productor de oxígeno de una buena parte de Santo Domingo Este.
Es útil consignar que el Parque Manantiales del Cachón de la Rubia fue creado mediante decreto del presidente Joaquín Balaguer en la década de 1980, ratificado luego por el presidente Hipólito Mejía en el período 2000-2004 y que el presidente Leonel Fernández instruyó a Medio Ambiente para que fuera rescatado.
En ese sentido, la Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales y el Ayuntamiento de Santo Domingo Este unieron sus esfuerzos para rescatar el antiguo esplendor de El Cachón de la Rubia, tarea a la que se sumaron después la Defensa Civil, la Fundación Kioto, el Comité Chico Méndez y la propia comunidad.
Eliminado el vertedero, se procedió a limpiar el área del humedal propiamente dicho, además de que se sembraron árboles nativos que más temprano que tarde hermosearán todavía más el lugar, sumándose así a los existentes.
El pasado domingo 21 de junio, tuvimos la oportunidad de visitar El Cachón de la Rubia, donde con la cooperación de la Marina de Guerra se celebró una regata de remo y canotaje, esta vez dedicado a la productora de televisión Nuria Piera, en la que participaron atletas de La Vega, Bonao, Cotuí, San Pedro de Macorís y Santo Domingo. La actividad formó parte de una política oficial de rescate y conservación de humedales, ríos y arroyos vitales para la preservación de la biodiversidad y el medio ambiente. Hace un mes se celebró la Copa San Isidro de remo y canotaje que ganó la representación de Bonao y próximamente se realizará otro evento similar en la presa de Rincón de Sabana del Puerto, en Monseñor Nouel (Bonao).
Juan de los Santos, alcalde de Santo Domingo Este, estaba feliz de haber contribuido a rescatar El Cachón de la Rubia. El secretario de Medio Ambiente, Jaime David Fernández Mirabal, compartió su entusiasmo, igual el Jefe de la Marina de Guerra, Vicealmirante Luis Homero Lajara Solá, con quien tuvimos el grato placer de recordar a su fallecido padre, el Contralmirante Luis Homero Lajara Burgos, convertido posteriormente en un dirigente político que siempre hablaba de “macana y macana” contra los corruptos y los enemigos de la paz social. Nosotros llegamos a entrevistarle muchas veces, cuando Lajara Burgos hacía galas de un pintoresco buen humor.
La Secretaría de Medio Ambiente tuvo el acierto de nombrar a varios ciudadanos del lugar como vigilantes de El Cachón de la Rubia, donde ahora las familias y los jóvenes pueden disfrutar de ese humedal-balneario, que además sirve de refugio a numerosas especies, especialmente aves nativas y migratorias. Esos “riñones del planeta”, como han sido llamados, están hoy amenazados en diversas partes del mundo, de modo que su rescate es una necesidad vital.
Como dice Juan de los Santos o Juancito Sport: “Cuidar los espacios públicos y ponerlos al servicio del pueblo es la mejor inversión que se puede realizar, pues son lugares que pertenecen a todos”.

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